Marie Curie, nacida como Maria Skłodowska en Varsovia, Polonia, en 1867, fue una pionera en el estudio de la radiactividad y la primera mujer en ganar un Premio Nobel. También es la única persona que ha ganado un Premio Nobel en dos disciplinas distintas, Física y Química.

Aunque Curie no era teosofista, su vida y obra pueden ser interpretadas desde una perspectiva teosófica, una filosofía que busca una verdad universal unificada que integra todas las religiones, la ciencia y la espiritualidad. Su compromiso con la búsqueda de la verdad a través de la ciencia puede relacionarse con el principio teosófico de la búsqueda de la verdad universal. Además, su trabajo con la radiactividad, una fuerza poderosa e invisible, puede verse como un paralelismo con las fuerzas espirituales en las que creen los teosofistas.

Curie enfrentó y superó muchas adversidades a lo largo de su vida, lo que podría verse como un reflejo del concepto teosófico de la evolución personal y espiritual a través de las experiencias de la vida. Sin embargo, estas son solo interpretaciones y no implican que Curie fuera teosofista o que su trabajo estuviera directamente influenciado por la teosofía.